Cuando acabamos 1º de ESO en junio y dejamos atrás libros, cuadernos y tareas para irnos de vacaciones, nos encontrábamos en el siglo III y el Imperio Romano comenzaba a entrar en crisis. La enorme extensión de sus territorios dificultaba su administración desde Roma y, para colmo, sufría frecuentes ataques de los pueblos germánicos que se habían instalado en las fronteras del Rin y el Danubio. Ahora hemos retomado nuestro viaje en el tiempo, pero las cosas no se presentan mejor para el Imperio. Por eso, el emperador Teodosio, en un intento desesperado de hacer frente a la situación, dividió el Imperio Romano entre sus dos hijos en el año 395: la parte de Occidente para Honorio y la de Oriente para Acadio.
Sin embargo, el empuje germánico sería incontenible, y en el siglo V se producirían las grandes invasiones bárbaras. El Imperio Romano de Occidente no pudo detener aquellas enormes oleadas invasoras y acabó fragmentándose en diversos reinos germánicos independientes.
Por el contrario, el Imperio Romano de Oriente lograría resistir diez siglos más -hasta su caída en manos de los turcos en el siglo XV-, siendo conocido a partir del siglo V como Imperio Bizantino.
Algún tiempo después, en el siglo VII, un comerciante árabe de La Meca llamado Mahoma se sentiría elegido por Dios para difundir una nueva doctrina religiosa: el Islam. Cuando Mahoma murió en el año 632 toda la Península Arábiga profesaba el Islam. Sus seguidores, en nombre de la guerra santa, se lanzarían a la conquista de territorios en Asia, África y Europa -dominando la mayor parte de la Península Ibérica-. Así, difundirían su religión, su lengua y su cultura, formando una extensa y floreciente civilización.
Pero aún habría de surgir un tercer gran poder en Occidente frente al Imperio Bizantino y el Islam. En efecto, a finales del siglo VIII, un rey franco llamado Carlomagno conquistaría extensos territorios en Europa Occidental, expandiendo de tal modo su poder que sería coronado emperador en la Navidad del año 800: surgía así el Imperio Carolingio.
Y de este modo, comenzamos a adentrarnos en la Edad Media estudiando los tres grandes imperios que surgirían en sus inicios. La Caída del Imperio Romano por las invasiones germánicas primero, y el impacto del Islam después, provocarían unos cambios tan profundos en el mundo occidental que consideramos que en el siglo V acaba la Edad Antigua para dar paso a la Edad Media, etapa que vamos a estudiar durante este curso. Puesto que establecemos el final de la Edad Media en el siglo XV -con la caída de Constantinopla en manos de los turcos y el descubrimiento de América-, nos hallamos ante un periodo histórico de diez siglos aproximadamente, mil años que, sin duda, darán para mucho.

Para repasar lo que has aprendido y conocer algo más sobre el Imperio Bizantino, no dudes en visitar esta web interactiva:
http://www.librosvivos.net/smtc/homeTC.asp?TemaClave=1103
Si quieres repasar lo que has aprendido y poder experimentar en primera persona cómo nació y se conformó la cultura islámica, anímate y visita esta web interactiva:
http://www.librosvivos.net/smtc/homeTC.asp?TemaClave=1149
Aunque en muchos aspectos Carlomagno sigue siendo un misterio para nosotros, en esta dirección podrás conocer algo más sobre el que sería el más importante emperador occidental de la Edad Media:
http://www.icarito.cl/medio/articulo/0,0,38035857_172985963_158590671_1,00.html
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